Y te derrumbas. Tu único apoyo ya no está. Esa pequeña luz que te libraba del suicidio se va fundiendo. Te hundes más, sigues hundiéndote y nadie te para. Hasta que decides NO SENTIR. NO sufrir. Solo pensar pero NO HABLAR. Porque si hablas puedes EQUIVOCARTE en tus palabras y seguir HUNDIÉNDOTE.
No hay comentarios:
Publicar un comentario